1. ¿Cómo defines la región TJ-SD?

Contrastante, divertida, cruel y fascinante. Es una región multicultural como todas las fronteras. Tiene una fluctuación de personas de todo el mundo, con motivos de migración, trabajo y turismo. Siento que encarnan el mito de dos reinos opuestos que pueden pelear y reconciliarse eternamente por los problemas, pero por más división política que haya, siempre habrá una conversación e intercambio humano en muchos niveles: familiar, cultural y sobre todo económica.

La batalla de colapsar en dos naciones y no poder fundirse crea un interés personal en cada ciudadano de cualquier lado. Genera una expectativa de encontrar cosas nuevas de un lado o del otro, y en muchos casos repudio. En la frontera siempre está el ingrediente trasgresor cultural y por otro lado probamos las mieles de los sueños de los otros…lo peor y lo mejor de los dos mundos. En si, es una frontera más en el mundo pero con la peculiaridad de que el mexicano fronterizo se abre a una doble realidad, entre que somos resistencia y embajadores al mismo tiempo.

2. ¿Cómo defines tu trabajo?

Mi trabajo no es serio, es juguetón, tiene ternura pero siempre trato de hablar de cosas que me parecen profundas. La fantasía y los elementos de la naturaleza son el lenguaje que más uso para comunicarme. Mi filosofía en el diseño es tratar de ver las cosas con magia y tratar de emular la belleza y el misterio de la vida.

3. ¿Cómo se refleja el contexto geográfico (región TJ-SD) en tu trabajo?

Yo pienso que no se nota porque mi arte y diseño tienen un lenguaje muy universal. Trabajo mucho con la abstracción y no aludo a ninguna cultura en particular. Si uso raíces visuales del arte folclórico mexicano pero también tengo influencia de otras culturas.